La Comisión recibió centenares de denuncias, de hombres y mujeres, que estuvieron detenidos en ese lugar, especialmente, durante los años 1973 y 1974. Los testimonios coincidieron en señalar que fueron incomunicados, amenazados y golpeados; privados de alimentos, agua, abrigo y sueño; que dormían en catres sin colchonetas ni frazadas y no se les permitía asearse. También señalaban haber sido sometidos a golpizas, aplicación de electricidad, colgamientos, fracturas de dedos con alicates, cortes con yatagán, aplicación del submarino (técnica de amenaza por asfixia), el teléfono (técnica de tortura donde se golpeaba con dos teléfonos a la vez), quemaduras, ingesta de desperdicios y excrementos, falso fusilamiento y forzados a presenciar la tortura de sus compañeros.