La mayor cantidad de recluidos en este recinto se registró en el año 1973, provenientes de los retenes de Carabineros emplazados en la Precordillera (Neltume, Futrono, Liquiñe y Choshuenco), detenidos en operativos conjuntos realizados por Carabineros, el Ejército y algunos civiles en asentamientos campesinos y en la zona del Complejo Maderero Panguipulli.

Los detenidos ingresaban al recinto en muy malas condiciones físicas. Eran desnudados, mojados y encerrados en calabozos húmedos, incomunicados en todo momento y muchos de ellos amarrados con alambre de púas.

De acuerdo a los testimonios recogidos, en varias ocasiones los detenidos fueron llevados al subterráneo del recinto o a las caballerizas, lugares en los que eran sometidos a interrogatorios y torturas. Por otro lado, muchas de las víctimas denunciaron que ni siquiera se les interrogaba, siendo exclusivamente torturados.

En este recinto los presos políticos denuncian la aplicación del submarino y golpes con coligües, además de ser pisoteados y amenazados constantemente. Desde aquí, por lo general, eran trasladados a la ciudad de Valdivia, a la Cárcel Isla Teja, al SIM (Servicio de Inteligencia Militar), al Regimiento Bueras o a campos de prisioneros.